jueves, 28 de agosto de 2014

Indignante estado de la salud pública

POST DEL DIARIO ABC COLOR

28 DE AGOSTO DE 2014


Indignante estado de la salud pública

El calamitoso estado de la salud pública no da pena; sencillamente es indignante. Indigna que tanta gente a lo largo y ancho del país no pueda ser atendida por falta de medicamentos, equipos o especialistas, mientras en todo el aparato estatal se derrocha el dinero público en sueldos, viáticos, bonificaciones ¡por cumplimiento de horario!, etc., para burócratas superfluos. La catástrofe sanitaria del país es atribuible al clientelismo y el prebendarismo promovidos por los politicastros de las “listas sábana”, que son los responsables de todo lo que está apareciendo a la vista en el sistema nacional de salud, entre otras calamidades. Es que las prioridades de los senadores y diputados responsables de estudiar el presupuesto no responden al interés público, sino al sectorial y hasta al familiar. Las organizaciones gremiales de médicos y enfermeros deben analizar con atención el proyecto de ley de presupuesto 2015 y formular públicamente sus observaciones. Con seguridad contarán con el apoyo de la ciudadanía, cansada de tanta desvergüenza política y del descarado latrocinio de los recursos públicos.
El calamitoso estado de la salud pública no da pena; sencillamente es indignante. Indigna que tanta gente a lo largo y ancho del país no pueda ser atendida por falta de medicamentos, equipos o especialistas, mientras en todo el aparato estatal se derrocha el dinero público en sueldos, viáticos, bonificaciones ¡por cumplimiento de horario!, etc., para burócratas superfluos. El drama se viene arrastrando desde hace 25 años ante la mirada indiferente de los poderes políticos.
Bajo el gobierno de Fernando Lugo se anunció con bombos y platillos la gratuidad de la medicina pública, sin considerar la disponibilidad presupuestaria, la capacidad de gestión del ministerio competente ni la corrupción imperante. La propaganda, como de costumbre, tiene patas muy cortas, y hoy asistimos con estupor a la saturación de pacientes en hospitales ruinosos y faltos de insumos, al mismo tiempo que los médicos realizan paros escalonados en demanda de reajustes salariales y en protesta contra las notorias carencias en el sistema de salud.
El presupuesto del Ministerio de Salud Pública y Bienestar Social (MSPBS) llega a cuatro billones de guaraníes (unos 920 millones de dólares), lo que corresponde al 13% del de la administración central. Se le podría agregar mucho más, sin duda, si se evitara que se dilapide tanto dinero en las entidades públicas, empezando por el mismo Congreso y los partidos políticos, que se llevan una ponchada de plata, manejada a discreción por los popes partidarios de siempre.
Si la hija de 17 años del exdiputado liberal Carlos Neuman, actual “asesor” del Senado, figura también como “asesora” en la Cámara de Diputados con un salario de cinco millones y pico de guaraníes, es comprensible, por lo tanto, que los médicos quieran ganar más.
Dejando de lado tamaña iniquidad, el presupuesto ministerial es relativamente importante y ya podría ser suficiente para evitar muchas carencias, pero el problema inicial es que está muy mal estructurado. El MSPBS tiene unos 42.000 funcionarios, lo que equivale a uno por cada 160 habitantes del país, mientras que la relación entre médicos y habitantes es de alrededor de uno por cada 3.100. Es decir, la enorme mayoría del personal está integrada por burócratas administrativos instalados por sus padrinos políticos para no hacer nada útil en favor de la población. Entonces, personas que no son profesionales de la salud pueden ganar bastante bien porque allí, como en toda la administración pública, hay un gran desbarajuste salarial. En su momento, el entonces ministro Antonio Arbo reveló que choferes de ambulancia ganaban 17 millones de guaraníes mensuales, otorgados por los legisladores sin conocimiento del titular de la cartera.
A la luz de las últimas revelaciones sobre los sueldos y las múltiples remuneraciones complementarias en el sector público, lo que a cualquiera le parecería increíble se volvió del todo verosímil.
A poco de asumir su cargo, el actual ministro Antonio Barrios afirmó que el número de funcionarios y contratados “tendrá que disminuir para mejorar la atención”. Sin embargo, no es mucho lo que pudo hacer hasta ahora para reducir el plantel de burócratas superfluos a fin de emplear los recursos que hasta hoy consumen para, entre otras cosas, contratar personal “de blanco”. Los zánganos siguen distrayendo los fondos que se necesitan con urgencia para aplicarlos a los 1.200 servicios dependientes del ministerio.
El ministro Barrios ha informado también que hay obras paradas por falta de presupuesto, lo cual no debe sorprender dado que gran parte de los fondos termina en los bolsillos del personal administrativo, que compone el 31% del total. Si uno de cada tres asalariados se dedica a cualquier cosa menos a la salud pública, es lógico que haya tantas necesidades no cubiertas. El ministro señaló igualmente que en los últimos 25 años no se realizaron trabajos de mantenimiento en la infraestructura edilicia. Resulta así que los sucesivos gobiernos, incluyendo el Congreso, prefirieron priorizar los requerimientos de la clientela política instalada en el MSPBS en vez de mejorar o construir hospitales.
No se trata, por lo tanto, de que falte dinero para aplicarlo en forma correcta en beneficio de la población, sino de que está muy mal empleado por culpa de la política presupuestaria que manejan diputados y senadores sin análisis de ninguna especie. El caso de la II Región Sanitaria (San Pedro), por ejemplo, es patético: nada menos que el 80% del presupuesto anual de 61.000 millones de guaraníes corresponde a salarios y retribuciones adicionales, por lo que resta muy poco para los trabajos de mantenimiento y provisión de medicamentos e insumos. Si allí trabaja una sola gineco-obstetra, puede entenderse que en el Paraguay haya 170 muertes maternas por cada 100.000 nacidos vivos, tasa que en la Argentina es de 70 y en Uruguay de 20.
Desde luego, a la pésima asignación presupuestaria –lo que a diputados y senadores les importa un bledo– hay que agregarle la corrupción en la compra de medicamentos y a la ineficiencia administrativa. En las actuales condiciones, es de temer que no sean invertidos como corresponde los 105.600 millones de guaraníes (unos 24 millones de dólares) que el Ministerio de Hacienda acaba de transferir al MSPBS para obras de infraestructura y equipamientos de centros médicos especializados. El mismo resultado podrían tener los más de 1,7 billones de guaraníes (400 millones de dólares) que hasta el 2018 recibirá el Ministerio de Salud, en gran parte del Fonacide.
La catástrofe sanitaria del país es atribuible al clientelismo y el prebendarismo promovidos por los politicastros de las “listas sábana”, que son los responsables de todo lo que está apareciendo a la vista en el sistema nacional de salud, entre otras calamidades.
Es que las prioridades de los senadores y diputados responsables de estudiar el presupuesto no responden al interés público, sino al sectorial y hasta al familiar.
Solo cabe esperar que las organizaciones gremiales de médicos y enfermeros analicen con atención lo que el próximo proyecto de ley de presupuesto 2015 contemple con respecto a la salud pública, y formulen públicamente las observaciones pertinentes mientras esté en estudio. Con toda seguridad, sus reclamos contarán con el apoyo de la ciudadanía, cansada de tanta desvergüenza política y de este descarado latrocinio de los recursos públicos que mandó al país a la cuneta.




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